Respondió la abuela con el corazón apretujado…
– Ya terminamos dijo el abuelo a su esposa, sacamos adelante a nuestros hijos, ya son unos profesionistas.
– No abuelo, ¡faltamos nosotros! – Dijo con los ojos llenos de luz el mayor de los nietos, que estaba sentado a la mesa cenando con ellos.
– ¿Cómo?
– Sí, viejo, faltan ellos. – Respondió la abuela con el corazón apretujado.
(Se trataba de los hijos de una hija de ellos, quien había atravesado la herida del divorcio, y se había ido a refugiar a la casa de su padres con sus tres hijos, que ya eran unos casi adolescentes).
– El abuelo comprendió, y sacando nuevamente toda la fuerza que en su interior quedaba, y que acababa de guardar, dijo:
– Sí mijito, tienes razón, no hemos terminado. Las veces que sea necesario, volveremos a empezar.
(Esos niños, hoy son ciudadanos profesionistas tenaces y emprendedores).
Y ese abuelo… ya está en el cielo.
+Alfonso G. Miranda Guardiola