Historias
He aquí, la respuesta teológica que un niño da a sus papás, Divorciados vueltos a casar, que no pueden comulgar:
– A ver mamá, explícame otra vez eso, porque no te entiendo. – Sí Pedrito, tu papá y yo, no podemos comulgar. – Pero, ¿porqué? – Ya te lo he dicho, somos divorciados y vueltos a casar, – ¿Y eso qué tiene qué ver? – Pues ya tuvimos un matrimonio anterior, que por muchas razones no pudimos conservar, y ahora nosotros no podemos recibir la comunión. – Pero la catequista nos ha dicho, que Dios es bondadosos y misericordioso, – Sí es cierto, pero… – Y tú me has dicho que el Papa Francisco quiere que todos nos acerquemos a Dios. – Sí pero… – Y que todos somos pecadores, pero que Dios nunca se cansa de perdonar. – Bueno, no es que la Iglesia no quiera darnos la comunión, – ¿Entonces? – De hecho se esfuerza por acogernos y acompañarnos, – ¿Y luego? – Simplemente no podemos por nuestra condición, debemos respetar las leyes de la Iglesia y respetar los sacramentos, así rendimos también culto a Dios, y mostramos nuestro amor a Dios y a la Iglesia. – No entiendo mamá. – No te preocupes, tú ahorita vas a recibir por primera vez el cuerpo de Cristo, con mucho amor y mucha devoción, nosotros, como en cada misa, lo recibiremos en nuestro corazón. – (Suspirando hondo Pedrito agrega) Está bien mamá, ya no te preocupes, yo comulgaré por ustedes, pero sin que nadie se dé cuenta, voy a separar un pedacito de la hostia para ti y otro para papá… – Las lágrimas de Lupita rodaron desde las ventanas de su alma. No hace falta decir cómo su hijo tocaba su corazón, y cómo en su sencillez, era capaz de sentir su dolor, comprenderla y amarla. +Alfonso G. Miranda Guardiola...
Leer MasEl Reino de los Chupirules.
El Reino de los Chupirules. Hace mucho tiempo, en un país lejano, había un Reino de chupirules. Un día todos los chupirules corrieron, pues había 2 maestros que estaban dando los últimos retoques, antes de que fueran enviados a las tiendas, para que los niños los vieran y los compraran. Todos prefirieron ir con el que los vestía de colores, y les ponía brillos, moños y flores. Solo un chupirul fue con el otro maestro, y le preguntó: ¿Porque Usted no tiene nada que darnos? – Lo que yo tengo es invisible a los ojos. – Le contestó el maestro. – Ya ve, por eso nadie viene. – Lo que yo tengo va más allá de los brillos y los colores. – Ah si! ¿Pero qué es? ¿Y si no se ve, para que sirve? – Se llama esencia. – No entiendo. – Se llama espíritu. – Sigo sin comprender. – Es como el amor, que dura para siempre. – ¡Ah! Pues si es así, yo quiero de eso que nunca se acaba, aunque no tenga brillo ni color. – De acuerdo, porque tú lo has descubierto y lo quieres, te lo daré. – Y se fundieron en un dulce abrazo. Al día siguiente, cuando los chupirules estaban empaquetados en la tienda, todos los niños agarraban los chupirules de colores, llenos de brillos y flores, pero tan pronto los chupaban, los dejaban porque no sabían a nada. En cambio, en otra bolsa, había otro chupirul, como defectuoso, sin moños, ni colores, un niño se atrevió a agarrarlo, y al probarlo descubrió su exquisito sabor, y dijo: ¡Qué maravilla! ¡Es el mejor chupirul del mundo! Sabe al abrazo tierno de mi madre, a la sonrisa de mi hermano, a la dulzura de mi abuela, me sabe a mar, me sabe a cielo. ¡Nunca olvidaré su sabor! Así son las cosas de Dios, invisibles a los ojos, pero cuyo sabor, esencia y amor, permanecen para siempre! +Alfonso G. Miranda Guardiola...
Leer MasUn bello cuento de dragones y una princesa.
En mi loco afán, me puse a cazar dragones por todos los reinos de la tierra, para mi hermosa princesa, que había dejado resguardada en la torre de mi Castillo. Y vinieron después las mil luchas y un combates, y pasaron los meses, y quizá los años, y me olvidé de mi princesa. Ella mientras tanto, había escapado de mi Castillo, y había sido conquistada por otros príncipes, que le habían ofrecido … mejores reinos. Más tarde comprendí lo que había hecho, dejé de perseguir dragones, y los dejé en sus sueños, y me puse a reconquistar mi verdadero Reino, a mi Princesa, que hacía mucho… había partido. Afortunadamente, en el corazón de mi amada, aún estaba yo, por lo que peleando contra mil príncipes y sus mosqueteros, pude, después de mucho tiempo, con mi paciencia, insistencia y tenacidad, volver a conquistarla, eso sí, ¡para ya nunca dejarla jamás! + Alfonso G. Miranda Guardiola Inspirado en una bella parejita de Retrouvaille....
Leer MasÚltimos días de la vida de San Maximiliano Ma. Kolbe en el Bunker de la muerte
Les comparto un Capítulo de mi Novela: Últimos días de la vida de San Maximiliano Ma. Kolbe en el Bunker de la muerte. Los años pasaban y mis estancias en hospitales se repetían sin cesar. ¿Para qué te sirvo Señor aquí postrado en esta cama? ¿para qué cosas, en tus misteriosos designios, me estás preparando? ¿qué querrás pedirme? Y ahora lo sé todo… (Primer día en el bunker de la muerte: San Max y sus nueve compañeros). Padre Maximiliano, ¿qué va a ser de nosotros? ¿Tendremos alguna escapatoria? ¿Alguna salida? Calma tengan fe. Pero ¿de qué sirve Padre? ¿Qué esperanza podemos tener? Tranquilos Es el fin. No ¡Es el comienzo! ¿Cómo? ¿De qué padre? (Con voz baja y hablando como para sí mismo). Ahora comprendo… ¿De qué estás hablando Padre? ¿Qué dices? ¿Es que acaso puedes ver algo en este cuarto húmedo, tan angosto y oscuro? Aquí no hay más que gusanos abandonados de Dios y echados a una muerte vil. No es así hijo. ¿Cómo? ¿Es que crees que Dios todavía existe? ¿Es que Dios, puede todavía hablarnos y decirnos algo? En este agujero, en este último reducto de humanidad, ¿qué podría decirnos? Puedo ver mi vida y recorrerla en un segundo, y ver cómo Dios me preparaba para este momento, para estar con ustedes, para acompañarlos en esta oscuridad y guiarlos a la luz. ¡Qué suerte tuvo el sargento, por quién cambiaste la vida! Ojalá hubiera sido yo. No me mandó por él. ¿Cómo? ¿Cómo puedes decir eso? Él no era el más importante. ¿Qué dices? ¿Estás loco? Mi gesto de cambiar la vida, en realidad no estaba dirigido a él. Dios más que pensar en él, pensaba en ustedes. Él tendrá muchos otros que lo ayudarán y lo guiarán. Dios pensaba en ustedes, por eso me mandó a mí. No es cierto lo que dices, no puede ser posible. Dios ya los veía a ustedes, hambrientos, desnudos, angustiados, con frío, y no quiso dejarlos solos. ¿Qué dices Padre? Y no sólo estoy yo. (En medio de la oscuridad, una tímida luz, casi como una vela se asomaba por la rendija que daba al exterior. Era la primera aurora que ensayaba su resplandor). La misma Virgen está aquí sufriendo con ustedes, consolándolos en su dolor, en su vacío, en sus pensamientos. (Poco a poco la desesperación, la soledad y el mismo dolor se fueron calmando. Se sentía como si los visitara la bondad y la ternura). Ella ha querido no dejarlos solos, me ha mandado para estar con ustedes, y quiere llevarnos juntos al cielo. Pero si sólo tengo odio en mi corazón. Quiere que amemos, que perdonemos. ¿Es posible todavía amar, más que eso, perdonar? Si ella está aquí, es que todavía es posible Enseñanos Padre a amar y a perdonar. Los soldados quieren destruir la vida, quieren quitárnosla, arrebatárnosla, no los dejaremos. Antes, entreguémosla y ofrezcámosla por los que sufren, por los que lloran, por los que mueren sin tener vida. Nosotros moriremos, sí, pero seguiremos viviendo. ¿Es real? (El padre Maximiliano, con su presencia en el bunker y con su palabra, iluminaba su existencia, y les enseñaba a darle valor y sentido a su sacrificio). Dios está contigo y conmigo. La Virgen nos ha recogido y ha venido para que veamos...
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