Historias
¿Cómo podrá un ave sacar de un pozo a un elefante?
Había intentado todo con tal de sacar a su amigo, le había hablado, gritado, había ingenuamente intentado empujarlo, jalarlo, pero todo había sido en vano, no había podido mover ni una sola de sus gigantescas patas (solo la trompa y la cola se le movían), ya casi en su desesperación por liberarlo, se le ocurrió una locura, se puso delante de sus ojos, y empezó a volar enfrente de él, y los ojos se le empezaron a mover, después voló más fuerte, y rápido regresaba. Veía que su amigo, se entusiasmaba y se esforzaba férreamente por escapar. Después de todo el día de ayudarlo, soportando el peso del sol y el calor, extenuado y casi por caer la noche, el ave emprendió una vez más el vuelo, el último, tan alto y tan rápido como pudo, hasta hacerse un punto, y luego desaparecer, al regresar y buscar a su amigo, el elefante se había ido ¡Había logrado escapar! Y ahora corría muy fuerte, y saltaba como intentando volar, inspirado enormemente por el vuelo libre, generoso y alto de su amigo. Al final, éste lo alcanzó y todavía, juntos y muy contentos, se pusieron a jugar. ¿Cómo podrá un ave sacar de un pozo a un elefante? ¿Empujándolo? ¿Jalándolo? Jamás. Sólo podrá moverlo y sacarlo, ¡inspirándolo con su vuelo! (Dedico este cuento a todos los laicos fieles de la Iglesia católica). +Alfonso G. Miranda Guardiola...
Leer MasEl Dios campesino
Estaba una vez el Dios campesino sembrando con mucha ilusión y a manos llenas las semillas. Una de ellas cayó en uno de los surcos de la tierra. Y se sintió muy cómoda, calientita, arropada, cobijada, pero muy pronto, sin moverse se sintió morir. Había en ella una fuerza interior inmensa, un deseo irrefrenable de vida, que la impulsaba impetuosamente. Otras no tuvieron tanta suerte, cayeron a lo largo del camino, se las llevó el viento, fueron pisadas, o algunas aves se las comieron. Por lo que venciéndose a sí misma, quebró su caparazón de confort, y salió a vivir. Inmediatamente se dio cuenta de la dureza del surco, y que había grandes piedras y espinas, que parecían murallas infranqueables. Sintió temor y deseos de regresarse, pero no podía detenerse, el germen poderoso de vida que llevaba en su interior le gritaba, le impulsaba, por lo que con toda su fuerza y valentía, se lanzó, arremetió, rompiendo el surco y la piedra. No podía ser posible, que ella, con tantos deseos de vivir, tuviera que enfrentarse a tantos obstáculos, que se lo impedían, por lo que no conforme, se rebelaba. Y como una consigna que traía en el alma, luchó sin cesar, hasta que venció todas las barreras. Y se sintió muy feliz, pero sólo mientras se dio cuenta, que la batalla apenas comenzaba. Pues empezó a crecer y a notar que alrededor suyo, también crecía la cizaña, que la empujaba y estorbaba, por lo que nuevamente imponiéndose a sí misma y a los demás, no se dejó vencer ni contaminar, y se propuso crecer fuerte y vigorosa hasta que llegó a ser una espiga grande y hermosa, cuyo fruto, más tarde, sirvió para remediar el hambre, y para que no faltará alegría en las mesas, y fortalecer los corazones, y para dar dicha y riqueza a los pobres. Y comprendió que su lucha había valido la pena, que una sola espiga que brota de un grano bueno, ¡vale más que toda la cizaña de la tierra! +Alfonso G. Miranda Guardiola...
Leer Mas¿Quien será el nuevo jefe?
Era ya viejo el jefe de la tribu, habían pasado ya los años en que guerreaba y defendía a su pueblo. Ahora estaba muy cansado y enfermo, más aún le quedaba un verano, para elegir al nuevo jefe de su pueblo. Por lo que convocó a los jóvenes más aptos y más fuertes, para cubrir este puesto. Tres fueron los escogidos, idóneos y talentosos, aunque sólo uno de ellos, ocuparía su lugar. El anciano jefe, les dijo, vayan a la alta montaña, donde nadie jamás ha ido, y cuando encuentren el tesoro más grande que deslumbre su corazón, bajen y tráiganlo inmediatamente. Pronto los tres jóvenes emprendieron la partida, todo el pueblo esperaba ansioso su venida. Al cabo de una semana de travesía, el primero regresó, pensando, con esto no sólo seré el jefe, sino el rey de mi pueblo. Había encontrado oro y perlas preciosas, con lo que su pueblo sería inmensamente rico, todos empezarían a comprar terrenos, casas y elegante ropa. El gran jefe le dijo, muy bien hijo, siéntate y espera a contemplar, tesoros todavía más grandes. El segundo joven llegó pasadas tres semanas, había encontrado en una cueva tantas cosas, que estaba seguro que sería no sólo jefe, sino sabio y rey, pues había descubierto incienso y resinas de exquisitos aromas, plantas exóticas, y un libro de pócimas, donde decía cómo convertir las piedras en oro, y cómo conservarse siempre fuerte, bello y joven. El pueblo pensó él será el nuevo rey…. Pero el gran jefe, sorpresivamente le dijo, siéntate tú también, para que contemples, el paso de los triunfadores. Siguió pasando el tiempo, un mes, dos, casi tres y cuando el pueblo estaba ya desesperado y a punto de nombrar a su rey, apareció el tercer muchacho. Sin nada en las manos, cansado pero muy feliz. – De seguro éste no va a ser rey, decían. – Se ha de haber extraviado. – Se ha de haber caído en un barranco. – Lo han de haber asaltado. – ¿Qué encontraste? Le preguntó el anciano jefe. Caminé, caminé y caminé, vi las joyas y los tesoros, ví las cuevas y las pepitas de oro, sentí el aroma del incienso y de las flores, pasé las pócimas y sus seducciones, y me dije, algo más grande debe haber. Y seguí, no me detuve, y por muchos días, escalé y escalé, y ya casi al límite de mis fuerzas, llegué a la cumbre de la montaña sagrada… Y me deslumbré, un horizonte infinito se abrió a mis pies, más grande que tres arco iris, tan distante como la luna y la estrella polar, más profundo que todos los barrancos, nunca vi un firmamento igual, y allá al final, por encima de las mismas nubes, divisé un inmenso mar, ancho como las estrellas que cubren el cielo, resplandeciente como un cristal, azul turquesa como una joya, inagotable, indescriptible, y que solo me invitaba a soñar… Y quise construir naves para surcar el vasto océano y llegar a mundos sin igual, a remotas tierras, y pueblos nuevos por conquistar, a eso me lanzaba esa mirada y el insondable mar. Nada traigo en mis manos, sólo ilusiones y sueños por alcanzar. Bienvenido a tu casa, dijo el anciano jefe, traes la mirada más lejana, tú serás quien guié ahora a...
Leer MasNo hiera más mi fe.
Había regresado de estudiar filosofía en la ciudad de Roma, y ahora daba clases en el seminario, por lo que su padrino de oración tuvo que esperar dos años, para encontrarlo. El brillante sacerdote accedió a ir a bendecir su casa, aquella tarde de verano. Toda la familia lo recibió con mucho júbilo y emoción, y hasta prepararon un exquisito banquete, para tan distinguida ocasión. Su madrina había limpiado cuarto por cuarto, y había puesto adornos y flores en todas las recámaras. El sacerdote recorrió la casa y el jardín, seguido por los niños, curiosos y siempre inquietos. El Ave María y el Padre nuestro, se escuchaban mientras rociaba el agua bendita sobre los muebles y las camas. Al entrar a la sala, donde estaban todos reunidos, el padre pedía que no faltara el pan en la mesa, ni el trabajo y ni la salud en cada alma. Aquello era una fiesta de alegría y esperanza, sin embargo, al terminar, sucedió algo inesperado… Después de la última bendición, el piadoso anfitrión se acercó al sacerdote, y con un gesto de profunda devoción, se inclinó para besar su mano. Repentinamente, como asaltado por un escrúpulo, el padre la retiró, como pensando: somos iguales hermano. El buen hombre, extrañado, pero sin perder la compostura y la serenidad, le dijo, padre amigo y hermano, con todo respeto, no le beso la mano por el hombre que es Usted, sino por la persona que representa, porque con su presencia, nos trae a Dios mismo a nuestra casa, y nos regala su bendición, que es lo más preciado que tenemos, así es que aprenda a ser humilde y no hiera más mi fe, traiga para acá su mano y déjeme besarla, para dar testimonio de cómo debe ser valorado y tratado un representante de Cristo, aquí en la tierra. +Alfonso G. Miranda Guardiola 3 de junio 2014....
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