Diálogo entre el catequista Francisco y su nuevo ayudante.
(Preparación de la clase de catecismo parroquial. Comienzo del tema: la Misericordia).
– Antes de juzgar a cada persona que se acerca a la Iglesia, primero debemos acogerla.
– ¿Sea como sea?
– Sí, no importa su condición.
– Aunque sea muy pecador,
– Aunque lo sea.
– Mmmm…
– Cuanto más grande es el pecado, mayor debe ser el amor que la Iglesia expresa hacia quienes se convierten.
– Muy bien. ¿Y luego de acogerla, sí se le puede juzgar, verdad?
– No, luego sigue acompañar a la persona, y caminar con ella.
– Ah, ¿Y entonces sí se le juzga?
– Por supuesto que no, el juicio, pertenece sólo a Dios,
– Y si es muy pecador, ¿el juicio será implacable?
– Será un juicio, eso sí, pero un juicio de misericordia.
– Pero entonces, ¿si no juzgamos, si no sabemos qué clase de persona se trata, cómo le hacemos en la Iglesia?
– Nuestra misión es solo acoger, acompañar y llevar a Dios.
– Creo que empiezo a entender…
– “(Para) cada persona no tendrá lugar ningún juicio si no es el que viene de Dios, y es, el juicio de la misericordia”. (Mensaje del Año Santo de la Misericordia).
+Alfonso G. Miranda Guardiola