¿Cómo es que Juan el Bautista, pudo entender la voz de Dios?
Pero, ¿cómo es que vino la palabra de Dios a Juan en el desierto? ¿Cómo la pudo escuchar y entender? ¿cómo fue que Juan reconoció a Jesús, entre tantos hombres? ¿Quién le dijo que era él? ¿Sería un ángel? ¿Se le reveló en sueños? Lo cierto es que Juan se fue a vivir al desierto, y aprendió a través del silencio, a escuchar la voz de Dios, a escucharlo en el crepitar de las hojas, y en el murmullo del viento; a observarlo en el vuelo de los pájaros, a sentirlo en la cercanía de los animales, a parparlo en la tierra que da cobijo a los insectos, y que hace germinar a la semilla, porque supo convivir con su entorno, con el agua y con el fuego, porque educó y afinó sus sentidos, corporales y espirituales, porque fue capaz de contemplar el inmenso cielo en una gota de rocío, en fin, fue por eso capaz de descubrir las huellas del Señor en el polvo del camino. Y anunciar así con la humildad de su vida, y con la fuerza de su testimonio, la presencia clara y diáfana del Salvador! (Mc 1,1-8).
Que a ejemplo de Juan el Bautista, preparemos nuestro esíritu, para descubrir la mirada del Señor, y preparar así, los caminos de los hombres para el encuentro con el Señor.
+ Alfonso G. Miranda Guardiola