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¿Cómo podrá un ave sacar de un pozo a un elefante?

  Había intentado todo con tal de sacar a su amigo, le había hablado, gritado, había ingenuamente intentado empujarlo, jalarlo, pero todo había sido en vano, no había podido mover ni una sola de sus gigantescas patas (solo la trompa y la cola se le movían), ya casi en su desesperación por liberarlo, se le ocurrió una locura, se puso delante de sus ojos, y empezó a volar enfrente de él, y los ojos se le empezaron a mover, después voló más fuerte, y rápido regresaba. Veía que su amigo, se entusiasmaba y se esforzaba férreamente por escapar. Después de todo el día de ayudarlo, soportando el peso del sol y el calor, extenuado y casi por caer la noche, el ave emprendió una vez más el vuelo, el último, tan alto y tan rápido como pudo, hasta hacerse...

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El Dios campesino

  Estaba una vez el Dios campesino sembrando con mucha ilusión y a manos llenas las semillas. Una de ellas cayó en uno de los surcos de la tierra. Y se sintió muy cómoda, calientita, arropada, cobijada, pero muy pronto, sin moverse se sintió morir. Había en ella una fuerza interior inmensa, un deseo irrefrenable de vida, que la impulsaba impetuosamente. Otras no tuvieron tanta suerte, cayeron a lo largo del camino, se las llevó el viento, fueron pisadas, o algunas aves se las comieron. Por lo que venciéndose a sí misma, quebró su caparazón de confort, y salió a vivir. Inmediatamente se dio cuenta de la dureza del surco, y que había grandes piedras y espinas, que parecían murallas infranqueables. Sintió temor y deseos de regresarse, pero no podía detenerse, el germen poderoso de vida que llevaba en...

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¿Quien será el nuevo jefe?

Era ya viejo el jefe de la tribu, habían pasado ya los años en que guerreaba y defendía a su pueblo. Ahora estaba muy cansado y enfermo, más aún le quedaba un verano, para elegir al nuevo jefe de su pueblo. Por lo que convocó a los jóvenes más aptos y más fuertes, para cubrir este puesto. Tres fueron los escogidos, idóneos y talentosos, aunque sólo uno de ellos, ocuparía su lugar. El anciano jefe, les dijo, vayan a la alta montaña, donde nadie jamás ha ido, y cuando encuentren el tesoro más grande que deslumbre su corazón, bajen y tráiganlo inmediatamente. Pronto los tres jóvenes emprendieron la partida, todo el pueblo esperaba ansioso su venida. Al cabo de una semana de travesía, el primero regresó, pensando, con esto no sólo seré el jefe, sino el rey de mi...

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No hiera más mi fe.

Había regresado de estudiar filosofía en la ciudad de Roma, y ahora daba clases en el seminario, por lo que su padrino de oración tuvo que esperar dos años, para encontrarlo. El brillante sacerdote accedió a ir a bendecir su casa, aquella tarde de verano. Toda la familia lo recibió con mucho júbilo y emoción, y hasta prepararon un exquisito banquete, para tan distinguida ocasión. Su madrina había limpiado cuarto por cuarto, y había puesto adornos y flores en todas las recámaras. El sacerdote recorrió la casa y el jardín, seguido por los niños, curiosos y siempre inquietos. El Ave María y el Padre nuestro, se escuchaban mientras rociaba el agua bendita sobre los muebles y las camas. Al entrar a la sala, donde estaban todos reunidos, el padre pedía que no faltara el pan en la mesa, ni...

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Una piedra en el camino

Les comparto mi cuento: «Una piedra en el camino». Recuerdo vivamemte, cando un hombre llamado Moisés, por mandato de Dios, me golpeó dos veces con su bastón, y sacó agua de mí para saciar la sed de todo un Pueblo, que abatido caminaba en el desierto. Otro día, en medio de la guerra, fui recogida por un joven, que me puso en una sonda, y me lanzó contra un gigante, a quien mató, para, paradógicamente, liberar a su pueblo. Muchos siglos después, una noche, en un monte, junto a unos olivos, un hombre desolado se acercó y se apoyó en mi, para sentir un poco de alivio y consuelo. Cierta vez, cerca de Jericó, fui utilizada por unos maleantes, para hacer tropezar a un hombre, asaltarlo y dejarlo medio muerto en medio del camino. Pero fui yo misma, la...

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