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¡Ah! ¿Era en serio? Cuenta regresiva… Reseña viaje a Polonia, Septiembre 2014. 

El curso de nuevos obispos en Roma, había sido un festín de lenguas y naciones. Al llegar a Polonia el viernes 19 de septiembre del 2014, me topé con el obispo auxiliar precisamente de Varsovia, a donde yo iba.  Cuando nos bajamos del avión, Josef, como se llama, me acompañó gentilmente hasta la puerta de salida, donde el Padre Bartek, atento como siempre, ya me esperaba.  En Roma, tuve la oportunidad de decirle a Monseñor Josef, que iría a su tierra, un día antes de que terminara el curso. Y gracias a Dios que le avisé pues al día siguiente, me lo reencontraría de nuevo. Pues, cual no sería mi sorpresa que al encontrarme con el padre Bartek, me dijo que gracias a Monseñor Tadeusz Pikuz, antiguo obispo auxiliar de Varsovia, ya estaba agendada para el día siguiente sábado 20 de septiembre, un...

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Enséñame algo abuelo, para que mis papás me hagan caso…

Ese día Carlos había tenido una discusión en el trabajo, con sus colegas maestros, sobre el relativismo, donde se había cuestionado duramente la verdad, sin llegar a ponerse de acuerdo, por supuesto. Esa noche cansado y pensativo, llegaba a su casa… – Dime algo importante y difícil, le dijo la pequeña niña a su abuelo José, para que mis papás me hagan caso, porque no me pelan, solamente escuchan a mis hermanos. – Muy bien, dijo el abuelo, te voy a enseñar algo… Esa misma noche al llegar su papá del trabajo, Cecilia de apenas seis años, ya lo estaba esperando. – ¿Qué es la belleza? – Le preguntó, justo después de darle un rápido beso, y con los ojos llenos de luz y viveza. – ¡Ah qué caray! – Responde el Papá sorprendido, mientras deja su maletín, cargado...

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¿Cómo es que tú en lugar de reclamar, pides a Dios por mi?

Era un sacerdote que acaba de terminar su misión en un pueblito escondido y lejano, y regresaba a su diócesis. Pasó antes a despedirse, de los ancianos y enfermos de un albergue para desahuciados, que él había frecuentado. Al terminar la hora santa, pidió la bendición al pequeño pueblo que lo acompañaba. Le llamó la atención, que un hombre sin manos y sin piernas, al final de la pequeña capilla, lo bendecía con sus labios y con su mirada. Tenía los ojos llenos de luz, y repetía sin cesar: ¡Señor cuídalo, protégelo, defiéndelo! El sacerdote intrigado por tan vehemente bendición se acercó y le preguntó: ¿cómo es que tú, en esta condición en la que te encuentras, que bien podrías reclamarle a Dios, en cambio, pides tanto a Dios por mí? Cuando yo esté cara a cara con Dios,...

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Le hicieron esta atrevida pregunta a un grupo de seminaristas

Le hicieron esta atrevida pregunta al grupo de seminaristas de Estados Unidos, que estudian en Roma, pero que vale para cualquiera de nuestros países. ¿Porqué un joven que durante mucho tiempo escuchó críticas contra la Iglesia y el celibato sacerdotal, por la pederastia, opta hoy por el sacerdocio?Y ésta fue la respuesta: Todos ellos habían tenido la experiencia de contar con un sacerdote cercano a la familia, o a ellos mismos, y aunque veían que no eran perfectos, eran abiertos, cercanos, amables, los veían alegres, felices y sencillos, y les brindaban cariño, consejo, pero sobre todo su sincera amistad. Y, por eso, contestaban, entraron al seminario. Bendito y alabado, sea por siempre el Señor. + Alfonso G. Miranda Guardiola Curso para nuevos obispos en Roma....

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El obispo, a lavar los platos

Celebrando estaban los diáconos en el comedor de la Catedral, muy gozosos después de su ordenación estelar. Los acompañaba el señor obispo y muchos amigos sacerdotes. Se veía y respiraba en los diáconos, y en todos los presentes el orgullo vocacional: “lo hemos logrado, al fin hemos llegado”. Y se oía el sonar alegre de las copas, cuando levantadas en lo más alto, se chocaban para brindar y festejar. Los abrazos, las felicitaciones, y los buenos deseos no faltaban, todo aquello era una fiesta de colores. Y vinieron los quesos, las aceitunas, los bocadillos y los ricos jamones, sin faltar por supuesto, los centros de mesa, los arreglos y las flores. Llegaron más invitados, con muchos regalos y dones. Las monjitas no se daban abasto, trajeron más sillas y sillones. Al final hubo cafecito y pastel de frutas, hecho...

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¿Quién era, porqué interrumpió mi carrera, para decirme esas cosas?

Ayer en la tarde mientras corría, un señor que pasó trotando a mi lado, con voz firme y grave me dijo: “Enderézate, levanta la cabeza, y te cansarás menos”.  Yo le hice caso, alce la mirada, y seguí corriendo. A la vuelta, me lo volví a topar y me dijo: “toma tu tiempo, corre rápido y después descansa, y así hasta el final”. Gracias, le dije. Mario, para servirte, se despidió. Alfonso, le contesté, y lo perdí de vista en la lejanía. ¿Quién era? ¿Porqué interrumpió mi carrera, para decirme esas cosas? Fue un ángel, estoy seguro, que el Señor me mandó para decirme cómo debo andar por esta vida: –   Mira siempre hacia el cielo;   –   Camina de frente sin vacilaciones; –   Avanza erguido y con el corazón alzado; –   Ten confianza en ti mismo; –   Si...

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