Anécdotas
Visita al penal del Topo Chico, miércoles 10 de feb 2016
Ayer miércoles 10 de febrero, visitaba junto con 23 hermanos sacerdotes, el penal del Topo Chico. Y confesábamos, celebrábamos la misa, e imponíamos ceniza a todos, internos, guardias y personal administrativo. En la homilía solo les pedía: “Déjense abrazar por el amor de Dios, él está deseoso de amarlos y perdonarlos”. Muchos internos se confesaron. Más de sesenta de ellos se acercaron conmigo al final de la misa para pedir una bendición especial, y orar por su libertad. Tengo más de 2 años de conocer a muchos de ellos, especialmente a través de nuestro grupo de “Reconstrucción de la persona hacia la libertad”, que trabaja semanalmente con los internos, hombres y mujeres, y desde donde he podido conocer lo que sienten, lo que sufren, su soledad y su nuevo acercamiento a Dios. Escribieron un libro con nosotros, donde expresaron sus sentimientos, a través de bellas oraciones, algunas de ellas las hicieron canción, que cantaron llenos de emoción en la misa de clausura del curso. Todos, sin excepción, esperan con gran anhelo, y muchas veces con desesperación, su libertad. También conozco a algunos guardias, psicólogos, y directivos, quienes también me han honrado con su amistad, son ellos quienes nos han abierto las puertas, para llevar la medicina de Dios. Ahora que ha ocurrido este grave motín, ¿nos acobardaremos y dejaremos de ir? ¿Es ahora cuando la madre Iglesia, no mostrará su ternura? Por gracia de Dios, nunca hemos dejado de ir, y ahora con más ganas iremos, para seguir ofreciendo la bondad y la misericordia del Señor, remedio único que puede salvarlos. Hacemos un llamado a no ser indiferentes ante el dolor, y a sumarnos en la búsqueda de instrumentos eficaces de rehabilitación, y de oportunidades de reincorporación sana en nuestra sociedad. Confiamos a la misericordia de Dios a los que han fallecido, rogamos por la recuperación de los heridos, y pedimos por sus familias, para que el Señor les proporcione el consuelo, la fortaleza y la esperanza. +Alfonso G. Miranda Guardiola...
Leer MasAsí no puedes entrar al cielo. El sacerdote o entra con su entera comunidad o no entra.
Una noche en mis sueños aparecí ante la puerta del cielo, era un portón grande, imponente, alto y dorado. Tan pronto llegué, toqué la campanilla que estaba fuera. Al instante me abrió un hombre de barba blanca con una túnica resplandeciente, y con unas enormes llaves de oro a la cintura. Era sin duda el apóstol San Pedro. Tan pronto me vio, me gritó con voz alegre y cantora: ¡Padre Poncho! ¡Qué bueno que ya llegaste! Desde cuándo te estábamos esperando. Conmovido, le agradezco el amable gesto, tanto como puedo. Pero, inmediatamente después, noto que se queda viendo a mi alrededor como buscando a alguien. En eso intento pasar, y me detiene: ¿Vienes sólo? ¿Cómo? – Le digo. Pues, ¿qué había que traer a alguien? – Le pregunto. ¿Y tu comunidad? ¿Mi comunidad? ¿La que yo evangelicé? Pues, se quedó en la tierra, preparando la kermesse. ¿Y no los trajiste contigo? Mmmmh, pues francamente no, estaban batallando para ponerse de acuerdo con lo de los tamales y las enchiladas. Pues, discúlpame mucho, pero no puedes entrar. Pero, ¿por qué? Ellos eran los que no se ponían de acuerdo. – Le respondo asustado, sobresaltado y un poco contrariado. Pues lo siento mucho. Pero, San Pedro ¡Si soy sacerdote! Y hoy es jueves santo. Sí lo sé, pues con mayor razón no puedes entrar. ¿Cómo? Pero si aquí es mi lugar. Jesús dijo que el que dejara a su padre y a su madre, por seguirme a mí, tendría un tesoro en los cielos. Efectivamente, pero aquí en el cielo, hay una cláusula especial que dice: “o el sacerdote entra con su entera comunidad o no entra”. ¿Con todos? Sip. Pero, si hay algunos muy difíciles. ¿También ellos? Especialmente ellos. Y guardando un poco de silencio, meditando y midiendo la gravedad de sus palabras, le digo apenadamente: Ah! Ya entiendo, pero, entonces ¿tendré todavía alguna oportunidad? Todavía te queda un poco de tiempo, así es que apresúrese, vaya mi hijito, convenza y tráigase con Usted a toda su comunidad, y entonces sí, tú y todos los tuyos entrarán contigo. Aliviado y animado por esa respuesta, le digo: Muy bien San Pedro, al ratito vengo, voy por toda mi comunidad, incluyendo a los más complicados. No me vayas a cerrar, aquí nos vemos. Y desde entonces pues, aquí andamos, luchando y batallando por convencer a todos, que debemos ser hermanos, y así poder entrar todos juntos en el Reino de los cielos. +Alfonso G. Miranda Guardiola ...
Leer MasPero ¿qué ganas con esto, si nadie te va a pagar? ¿para qué luchar?… Es preciso creer en los jóvenes
Es preciso creer en los jóvenes: Comparto una historia que pasó hace unos días, estábamos reunidos en la Comisión del Medio Ambiente y un joven abogado de unos 24 años, que lucha en favor de los pueblos afectados por la contaminación de los ríos, pueblos que han perdido cosechas, trabajos, pues ya no pueden pescar, y no pueden regar sus cosechas por el agua contaminada, ya no pueden tomar del agua de los ríos, de los arroyos, de los pozos, no pueden usarla ni siquiera para bañarse, y han perdido su patrimonio. Este joven abogado a nombre de estos campesinos hizo la denuncia, demandó que les devolvieran su patrimonio y tanto se esforzó este joven abogado, que ganó y el juez ordenó a las autoridades municipales que les retribuyeran su legítimo patrimonio y si no lo hacían perderían sus cargos. ¿Qué pasó? Días antes de vencerse el plazo de la ley, fueron a las casas de estos mismos campesinos, platicaron con ellos, los llevaron al juez y desistieron de la demanda; cuando el joven abogado se dio cuenta, se entristeció y pasó muchos días como derrotado, triste, pero pronto, una buena mañana se levantó con una chispa en su cabeza, y se fue a buscar a los campesinos, los juntó, habló con ellos, y descubrió que no sabían bien lo que habían hecho, entre llevados, confundidos, manipulados, firmaron su desestimiento; y vio bien la sinceridad en su corazón, y que querían luchar y pelear, y creyó en ellos, por lo que este joven abogado quiso volver a intentar, y le dijo a su practicante: vamos al juzgado a hacerlo de nuevo, pero éste le contestó, ¿otra vez? pero, ¿qué ganas con esto? Nadie te va a pagar, y hasta desisten ellos mismos de esto, ¿para qué quieres pelear? Y el abogado con sencillez le contestó: mira, nosotros sabemos cómo hacerlo, nosotros podemos hacerlo, nada nos cuesta y vamos a beneficiar a un pueblo, a muchos campesinos y a sus familias, vamos a hacerlo. Y otra vez se fueron al juzgado a empezar de nuevo, a levantar la denuncia, a creer en los hombres, y apostar por la justicia y por el rescate de un pueblo, de su hábitat, de su patrimonio. Hoy la autoridad ha ordenado, una vez más, restituir y abastecer de agua este pueblo. Cuando este abogado me contó la historia no pude sino volver a creer en los jóvenes, en su fuerza, en su luz, y en su deseo honesto, tenaz y auténtico de cambiar al mundo, de pelear por la justicia, de defender a los oprimidos, a los ignorados, a los que no tienen voz. Ánimo joven, el mundo necesita ser rescatado de tanto despilfarro y corrupción. Luchemos. +Alfonso G. Miranda Guardiola ...
Leer MasAnécdotas de un gran santo, Tomás de Aquino.
Santo Tomás de Aquino, teólogo italiano, de la orden de los predicadores murió en 1274, fundador del tomismo y patrono de los estudiantes. Aunque no fue popular como estudiante, pues sus compañeros le hacían chistes por gordinflón, bajito y callado; le hacían burlas y bromas por su carácter bonachón, sus ojos saltones y su boca cerrada, que le daban un aspecto de asombro, por lo que le apodaron “buey mudo”. Alumno brillante, sin duda, procedía de una familia siciliana cuyo profesor, San Alberto Magno, llamado Doctor Universal, le tenía mucho afecto y le molestaba que se metieran con el más ilustre de sus alumnos. Un día, sus compañeros de la escuela le dijeron: “Ven Tomás, asómate a la ventana, mira, hay un buey volando”, y ante la sorpresa de todos, fue Tomás a asomarse. Claro que inmediatamente estallaron todos en carcajadas y burlas, y los mismos entre risas le preguntaron: ¿Porqué te la creíste Tomás? A lo que el joven dominico contestó: Preferí creer que un buey volaba, a que un hermano religioso me mintiera… En otra ocasión el maestro Alberto recogió unos papeles que habían caído al piso, al leerlos se admiró y preguntó, ¿de quién son? Y Tomás sin hablar, se concretó tímidamente a levantar la mano, a lo que los compañeros dijeron, burlándose de su compañero, fue el buey mudo, el gran buey mudo. – Ah sí, con que son de él, bueno, y dirigiéndose a todos los estudiantes de su prestigiada clase, les dijo: “escuchen bien, ustedes llaman a Tomás «buey mudo», pues yo les anticipo que los sabios mugidos de este buey se escucharán por todo el mundo”… Tomás de Aquino es el autor de “La Summa Philosophica” y la “Summa Theológica”, que por muchos siglos, fueron la base filosófica y teológica de todas las Universidades del mundo, y que hoy, 8 siglos después, siguen gozando de enorme relevancia. Es reconocido además, como Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la Humanidad. El 28 de enero celebramos su fiesta universal. +Alfonso G. Miranda Guardiola ...
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