Anécdotas
Anécdota y gran enseñanza en ocasión del Encuentro de Religiones por la Paz en la Cd. de México.
Anécdota y gran enseñanza en ocasión del Encuentro de Religiones por la Paz en la Cd. de México. Sucedió hace algunos años, en un Encuentro de religiones, efectuado en la Conferencia Episcopal de Montalban de Caracas en Venezuela. Estuvieron presentes unas 250 personas de distintos países, y de distintas expresiones de la fe cristiana. Samuel un Pastor evangélico había expuesto su senda posición acerca del bautismo y luego se abrió la sesión a preguntas y respuestas. Después de una media hora, una monjita católica tomó la palabra para preguntar: “Qué es lo que ocurrió en la historia que nos haya separado y nos haya mantenido en una situación de tanto rechazo y en momentos, de violencia”. La pregunta fue dirigida al Pastor, quien le preguntó si le podía contestar “con toda franqueza y libertad”; su respuesta fue afirmativa. El Pastor le explicó con un lenguaje muy sencillo y preciso, de esta manera: “nuestro rechazo mutuo viene desde el tiempo de la reforma y de la contrarreforma. A partir de allí nuestras posiciones se endurecieron, y nuestras interpretaciones caminaron y se convirtieron en murallas de piedra. Para nosotros, a causa de lo que se nos enseñaba, la gran ramera del Apocalipsis era la Iglesia Católica Romana y por ello no se podía comulgar con ella, pues no tenía nada de Dios. Y para ustedes los católicos, nosotros éramos herejes y apóstatas. Y por ello nos cerraban la puerta, se caminaba por la acera de enfrente de nuestros templos para no entrar ni contaminarse”. La lista de vejámenes era larga. Cuando el Pastor terminó de compartir estas palabras (se podía oír el ruido de una aguja al caer, pues el silencio, la expectativa y el dolor eran tan profundos), se puso de pie el amado Monseñor Terán del Ecuador, y pidió la palabra… Tiene razón hermano Pastor, es mucho ya lo que nos hemos lastimado, por lo que, lo único que nos queda por hacer, es “pedir perdón y perdonarnos” por el terrible pecado del pasado. Al final todos lo hicieron, y reinó una gran alegría en los corazones que todos juntos alabaron al Señor. * Esta anécdota fue contada directamente a un servidor, por parte del Pastor Samuel Olson, Presidente del Consejo Evangélico de Venezuela, en la IV Sesión Plenaria del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Líderes Religiosos, organizado por el Movimiento Internacional Religiones por la Paz, celebrado en la Cd. de México, del 1 al 3 de septiembre de 2010, a la que tuve la gracia de asistir acompañando al Emmo. Sr. Cardenal Don J. Francisco Robles Ortega, entonces Arzobispo de Monterrey. + Alfonso G. Miranda Guardiola...
Leer MasHe aquí, la respuesta teológica que un niño da a sus papás, Divorciados vueltos a casar, que no pueden comulgar:
– A ver mamá, explícame otra vez eso, porque no te entiendo. – Sí Pedrito, tu papá y yo, no podemos comulgar. – Pero, ¿porqué? – Ya te lo he dicho, somos divorciados y vueltos a casar, – ¿Y eso qué tiene qué ver? – Pues ya tuvimos un matrimonio anterior, que por muchas razones no pudimos conservar, y ahora nosotros no podemos recibir la comunión. – Pero la catequista nos ha dicho, que Dios es bondadosos y misericordioso, – Sí es cierto, pero… – Y tú me has dicho que el Papa Francisco quiere que todos nos acerquemos a Dios. – Sí pero… – Y que todos somos pecadores, pero que Dios nunca se cansa de perdonar. – Bueno, no es que la Iglesia no quiera darnos la comunión, – ¿Entonces? – De hecho se esfuerza por acogernos y acompañarnos, – ¿Y luego? – Simplemente no podemos por nuestra condición, debemos respetar las leyes de la Iglesia y respetar los sacramentos, así rendimos también culto a Dios, y mostramos nuestro amor a Dios y a la Iglesia. – No entiendo mamá. – No te preocupes, tú ahorita vas a recibir por primera vez el cuerpo de Cristo, con mucho amor y mucha devoción, nosotros, como en cada misa, lo recibiremos en nuestro corazón. – (Suspirando hondo Pedrito agrega) Está bien mamá, ya no te preocupes, yo comulgaré por ustedes, pero sin que nadie se dé cuenta, voy a separar un pedacito de la hostia para ti y otro para papá… – Las lágrimas de Lupita rodaron desde las ventanas de su alma. No hace falta decir cómo su hijo tocaba su corazón, y cómo en su sencillez, era capaz de sentir su dolor, comprenderla y amarla. +Alfonso G. Miranda Guardiola...
Leer MasA tono con el mundial !
El seminarista todo alegre, sotana encima, corría con el balón pegado a la barda de la sacristía, pero repetidas veces equivocaba el pase, en el futbolito que jugaba con los monaguillos en el patio, entre la casa parroquial y la sacristía de la Iglesia, pero el niño, al ver que el seminarista no daba una, ni le daba el pase, y ni siquiera metía gol, todo enojado exclama: ¡Qué mal juegan los seminaristas, yo no sé que tanto hacen en el seminario! (Hecho real acaecido en la parroquia Santa Elena de Zuazua, N.L., hace ya muchos años (1997) siendo yo seminarista; claro está que yo no fallaba los goles, por supuesto!). Cada 4 años, sin falta, 😉 publico esta historia! + Alfonso Miranda Guardiola...
Leer MasComo los perritos del Evangelio…
(En ese instante y en ese momento, se plantó la semilla). Corría el mes de septiembre de 1996. Habíamos recorrido toda la ciudad de México en busca de algún grupo de divorciados vueltos a casar (DVC), para iniciar nuestro apostolado y trabajo final de 4º de Teología. Hasta que finalmente dimos con la parroquia de San Felipe de Jesús, por metro Observatorio, donde nos habían dicho que había parejas en esta situación, y comenzamos a buscarlas, a dar avisos en las misas, entregar volantes, visitar casas, y nada, ninguna pareja venía, y así pasaron 4 semanas, y nuestro semestre corría, y teníamos que avanzar, y nos dijimos Manuel Raúl y yo, ambos seminaristas, vamos a venir una vez más, si llega alguien, qué bueno, le seguimos, y si no, nos vamos… Y a la semana siguiente… Durante ese tiempo conocimos al Padre Ignacio Díaz de León, sabio y experimentado sacerdote, quien con su pelo cano, en ese mismo año de 1996, llevaba ya 17 años trabajando en la ciudad de México, con personas divorciadas. Una noche en que lo acompañamos a una sesión de su grupo, le pregunté: – Padre, ¿y no le da miedo de que los divorciados se casen? – A lo que me contestó: – no hijo, al contrario, la vida tiene que seguir, y ellos deben aprender a buscar la alegría y la felicidad, con conciencia y responsabilidad… – No niego que tardé buen tiempo en entender estas palabras… – Mientras, esperábamos el fin de semana para ir a la parroquia de San Felipe, y ver si alguien iba a venir, o de plano, dedicarnos a otra cosa… Después de 5 semanas de búsqueda, finalmente una pareja DVC se acercó a nosotros, hambrientos de ternura y compasión, y uno de ellos, tímidamente, con el corazón en la mano, nos dijo: es que no es fácil acercarnos a la Iglesia, cuando nos niegan la comunión, nos sentimos como los perritos del Evangelio, que esperan ansiosos comer las migajas que caen de la mesa de sus amos… y efectivamente, nos rompió el corazón. En ese instante y en ese lugar, se colocó la primera y pequeña piedra de un hermoso sueño! Al final de ese año asistieron 6 parejas con regularidad, y 25 matrimonios en total recibieron nuestro acompañamiento pastoral, todavía en ciernes. Y pasarían los años… 18 años después… +Alfonso G. Miranda G....
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