¿A quién hay que levantar primero?
Ya en plena misa, a la hora de dar la comunión, que se cae la señora, ya mayor, ministro de la Eucaristía con el copón, lleno de hostias consagradas, ahí mismo en la parroquia … , y allá van volando al pie del altar, la hostias por un lado, y la señora por el otro. Hubo una conmoción general en la Iglesia abarrotada de gente. Por una milésima de segundo, todos se paralizaron, preguntándose, ¿a quién debían levantar primero? Rápidamente se acercaron los demás ministros, y …
– “No olviden que Cristo también está en la señora”, dijo uno.
– Claro, dijo otro, pero no vamos a pasar por encima de las hostias para recoger a la señora,
– Por supuesto, dijo otro más, pero tampoco por encima de la señora para recoger a las hostias.
¿A quién levantaron primero?
Respuesta: …
Desenlace: ¡Esto fue lo que realmente sucedió!
Corría el año del 2004 aproximadamente, un servidor era vicario parroquial (del único Santuario en el que estuve), cuando en una de las misas más concurridas del domingo, y justo cuando habíamos repartido los copones para dar la comunión a los 8 ministros, avanzamos al centro del templo, un servidor por delante, y los ministros por atrás, cuando de repente, escuché una congoja general que me estremeció, y que me hizo voltear de inmediato.
En el instante en que me percaté de lo sucedido, y en un micro segundo, me vinieron mil pensamientos a la cabeza, al ver ahí tirada de bruces del lado izquierdo del altar a la gentil y mayor señora, y todas las hostias desparramadas del lado derecho.
Un pensamiento, sin embargo, marcó el rumbo de mi acción. Ante todo, pensé, Jesús es un caballero, y por supuesto que hay que levantar a las damas primero. Por lo que me dirigí con ayuda de dos ministros, directamente a levantar a la señora, mientras los otros ministros, simultáneamente, se acercaron también con toda reverencia a levantar el cuerpo de Cristo. Acto seguido, efectivamente, la señora con esfuerzo se levantó, con mucho más dolor por la pena que por el golpe, y ya no tomó el copón, evidentemente, sino que fue llevada a la sacristía a recibir atención especial.
El Copón golpeado, fue rellenado con las mismas hostias tiradas y heridas, pero como todo buen guerrero, Jesús eucaristía, ya erguido, siguió entregándose en cada hermano que venía, y dispuesto, una vez más, a enfrentar con coraje y valentía, las duras pruebas de la vida.
+Alfonso G. Miranda Guardiola