Somos los pastores, quienes debemos acercarnos a los jóvenes.
Una pequeña Lectio Divina en este día, para meditar y reflexionar.
1a Carta de Pedro 5, 5-7.
5 De la misma manera, ustedes, los jóvenes, sométanse a los presbíteros. Que cada uno se revista de sentimientos de humildad para con los demás, porque Dios se opone a los orgullosos y da su ayuda a los humildes.
6 Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que él los eleve en el momento oportuno.
7 Descarguen en él todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes.
El versículo 5, en estos tiempos, pienso yo, nos empujaría a aplicarlo quizá en una forma diversa: somos los pastores, los que debemos acercarnos a los jóvenes, con humildad, es decir, quitada toda arrogancia, y solicitar su ayuda, haciéndolo de tal manera, que podamos envolverlos y revestirlos del espíritu de Cristo, para que puedan ir ellos, con sus modos y lenguajes, a donde nosotros no llegamos completamente, esto es, con los mismos jóvenes, y puedan dar también ellos, testimonio de la verdad, de la belleza y del amor de Cristo.
Y puedan, a su vez, ayudarnos a rescatar a tantos jóvenes que hoy están muy lejos de Dios y de la Iglesia, atrapados por la delincuencia, las drogas, el consumismo y el materialismo.
Humildad, es la actitud que hoy Dios y la Iglesia nos piden, para agradecer todo el bien que el Señor nos permite hacer; y también para reconocer nuestros errores, y todas nuestras actitudes que contradicen la misericordia de Jesús.
En las manos de Dios, depositamos, confiadamente, todas nuestras preocupaciones y angustias, todas nuestras esperanzas, el porvenir de nuestra amada Iglesia. Sabiendo que Él nos acompaña, en este tiempo de ventura, y rema en esta barca, codo a codo con nosotros.
Amén.
+Alfonso G. Miranda Guardiola
@monsalfonso