Divorciados Vueltos a Casar
Les comparto una entrevista que me hicieron en el año del 2013 el grupo de apoyo de Divorciados Vueltos a Casar, al que considero uno de los apostolados mas importantes que he tenido en mi vida. espero que les guste.
Entrevista al Padre Alfonso Gerardo Miranda Guardiola, Srio. Canciller de la Arquidiócesis de Monterrey, Rector del Templo de San Maximiliano Kolbe y Director Espiritual de varios grupos de apoyo a divorciados vueltos a casar, divorciados y matrimonios en conflicto.
La idea de entrevistar al Padre Alfonso Miranda nace de nuestro interés por conocer al hombre que no solo atiende su templo, su Iglesia, tiene sus obligaciones y compromisos en la Curia y ha dedicado con amor y entusiasmo muchos años de su vida a la tarea de atender grupos con gente como nosotros, grupos de divorciados, matrimonios en crisis y divorciados vueltos a casar, con una energía que contagia a todos con sus ideas, sueños y proyectos. Esa valentía para iniciar las cosas y decir lo que siente su corazón nos han motivado a platicar con nuestro querido Director Espiritual quien nos a permitido conocerlo un poco más a través de esta charla que hoy les presentamos, adentrándonos en el corazón y el pensamiento de un gran hombre de Dios.
Entrevista.
Padre Alfonso – Buenas noches hoy es sábado 20 de julio de 2013 son las 11 de la noche, estamos iniciando la entrevista, agradezco profundamente este gesto que para mí es una gentil atención que aprecio y valoro como el que más.
DVC – ¿Como fue que sintió el llamado de Dios?
Padre Alfonso – Mi mamá me había platicado de los grupos de retiros que había en las parroquias. Yo iba a misa los domingos con mi familia durante la niñez y la adolescencia, ya en la prepa conocí un muchacho, que resultó era un muchacho de iglesia. A los 15 años me invita a un retiro parroquial juvenil. Voy al retiro y el Señor me captura y me quedo ahí en la iglesia en grupos juveniles durante ocho años. Yo empecé a sentir la vocación muy despacio; puedo verla gradualmente cómo fue naciendo, creciendo, pero me doy cuenta ya hasta los 21 años; antes hubo destellos que alcanzaba a ver pero nada fuertes; a los 21 fue cuando ya llega muy fuerte la vocación pero con mucha tormenta; voy a un retiro vocacional y no, salgo del retiro y no, no era mi momento. Espero un año más tengo ya 22 años y llega otra vez el llamado más sereno, más tranquilo, yo acepto, tenía 22 años y medio cuando sentí el llamado, claro y sereno, pero como cualquier muchacho de esa edad no decidí ir al seminario; me inscribí a la maestría, cambie de trabajo, cambie de carro, hice todo, esa era la decisión de un joven de 22 años. Pasan los meses y “nada más que llegue la fecha de ingreso” y entro el 13 de agosto de 1989 pasan 9 años para mi ordenación, 10 años de estudio.
DVC – ¿En ese Inter estudia una licenciatura?
Padre Alfonso – Estudié cinco años en Monterrey aquí en el Seminario de Monterrey y al sexto año me mandan a estudiar a México D.F., a la Universidad Pontífice de México, estudio ahí tres años de bachillerato teológico y luego escojo la Licenciatura en Teología Moral pero al terminar mis estudios de teología nos piden un trabajo de investigación y yo escojo el tema de El Acceso a la Eucaristía de los Divorciados y Vueltos a Casar; otro compañero y un servidor y hacemos una investigación teórica y de campo. Ahí empezamos a buscar en toda la Cd. de México un grupo, espulgamos la Cd. de México y encontramos un grupo de divorciados pero no de divorciados vueltos a casar, algunas pistas, llegamos a una parroquia y despues de cuatro semanas de estar avisando, finalmente llegaron tres parejas y ahí inició un grupo de DVC que atendimos por espacio de 1 año.
DVC – En que año fue eso Padre.
Padre Alfonso – Eso fue exactamente de Agosto de 1996 a Junio de 1997. Estuve 5 años en la Cd. de México. Ahí empezamos con el primer grupo de DVC. Ahora sí que todo era nuevo; estuvimos descubriendo juntos, eran como 6 o 7 parejas constantes y llegaron como 25 parejas a lo largo del año.
DVC – Después de su ordenación, ¿Cuál fue la primera parroquia a la que lo enviaron? ¿Fue allá en la Cd. de México?
Padre Alfonso – Cuando yo me ordené Sacerdote en Monterrey regresé a la Cd. de México a estudiar mi último año y estuve sirviendo en una parroquia que se llama San Antonio mientras terminaba de estudiar y atendí al grupo DVC pero ya no tan seguido, eventualmente tenia algunas reuniones con ellos pero en mi corazón estaban, siempre estuvieron.
DVC- O sea que el ministerio empezó desde antes de ordenarse.
Padre Alfonso – Desde que era seminarista, en mi último año de teología ahí empezamos, antes de ser diacono. Luego ya, terminé en México, llegué a Monterrey en el 99 y el primer día que llegué a Monterrey a platicar con el Arzobispo Adolfo Suarez Rivera, en esa misma tarde del 12 de Junio del 99 yo le pedí permiso para trabajar con DVC; el me mandó de formador al Seminario Menor e hizo un pequeño cambio de oficio para poder dedicarme a esto. Entonces empecé a buscar por todo Monterrey grupos de DVC y no había; toqué muchas puertas, muchas parroquias. Finalmente el Padre Enrique Medina me llevo a la Parroquia de la Natividad del Señor en la López Mateos en Santa Catarina con el Padre Felipe Sanchez Gallegos que ese verano por propia iniciativa y gracia de Dios hizo un retiro de DVC con la tematica del MFC (Movimiento Familiar Cristiano). Terminó el retiro y el Padre ya no sabia que hacer con el grupo; eran 10 parejas las que fueron y estaban ahí, esperando algo… “qué seguía” pero el Padre Felipe no sabía que seguía y cuando el Padre Enrique nos conecta ¡PUUMM! El Padre Felipe deja ese grupo completamente en mis manos; era como si me lo estuviera preparando; era Dios el que lo estaba “cocinando”; yo lo acojo como a un bebe así tal cual, ¡recién nacido! en mis brazos, lo acojo, lo abrazo y ahí empezó DVC en Monterrey en Septiembre del 99, empezamos como en una incubadora. Yo traía 10 o 12 temas de México y tuve que empezar a redactar nuevos, un año de incubación al 100% ¡inmersión total! Estábamos ya en el 2000, le dimos duro y fuerte a la preparación y a la formación. Rapidamente pasaron dos años y ya las parejas me decían: “¡Padre, que sigue! ¡Queremos ir queremos dar!” Empezamos a salir a las parroquias; nos invitó el Obispo de Linares, fuimos con el Presbítero de Linares, a algunas zonas de Monterrey y con sacerdotes y así empezamos a salir, a impartir los primeros talleres de DVC dirigidos a sacerdotes. Fueron experiencias muy hermosas la verdad, porque íbamos con los padres y yo casi no hablaba, eran puros testimonios de DVC los que hablaban. Al año siguiente me cambian al Seminario de Juárez así que al poquito tiempo nos cambiamos a la casa de Pastoral, como a los 2 años más o menos, de Natividad nos cambiamos a Casa Pastoral con las mismas parejas.
DVC – Había que convencer primero a los párrocos para que permitieran organizar grupos en las parroquias o ¿Porqué organizaron esos talleres para sacerdotes?
Padre Alfonso – Era para darnos a conocer. Dios ya estaba interviniendo. Entre que nos pedían y que pedíamos… entonces así fue. No pretendíamos convencer a nadie, solo darnos a conocer y que escucharan los testimonios de estos matrimonios. Me acuerdo que en la zona 5 de Monterrey, dimos la conferencia y al final, un padre compañero mío me dijo: “¿Tu no pensabas asi verdad?” Se acordaba que 10 años antes cuando estábamos en el Seminario me pregunto: “¿Tú crees en el divorcio?” y yo le contesté: “Claro que no, porque… ¿y los hijos? Son la prueba de que el divorcio no existe”. Eso le contestaba yo 10 años antes y él se acordó de ese dialogo en pasillo y me dijo: “Tu no pensabas así, ¿Por qué piensas diferente?” Le dije: “Todo cambia, uno evoluciona, uno aprende” ¡Como se acordaba de ese detalle! Pasaron 3 años y el Vicario Episcopal y el Decano de Santa Catarina nos invitan a regresar a Santa Catarina y a recorrer todas las parroquias y a hacer grupos; ya para año 2002 teníamos 16 parejas que asistían regularmente al grupo. Obedientes al llamado, dejamos nuestra casa y nos fuimos a recorrer parroquia por parroquia con la ilusión de formar grupos y de atraer gente. Disciplinadamente empezamos dando el taller, formando el grupo y nos íbamos a la siguiente parroquia. Recorrimos 9 o 10 parroquias en ese año. No pudimos formar ningún grupo y no pudimos ganar ninguna pareja nueva y si perdimos la mitad de nuestras parejas. ¿Que paso? ¡No lo se! (risa)… lo que sí se es que al año regresamos a nuestra casa, ¡cansados! pero claro que pusimos el alma y el corazón, ¡eso si! Se quedó todo nuestro corazón en cada conferencia; todo el esfuerzo, nos dimos completamente… Llegamos una noche a la casa de Pastoral y “¿Qué hacemos?”…
DVC – A la par de que usted tenía esta hermosa labor con divorciados vueltos a casar, usted trabajaba en el Seminario.
Padre Alfonso – Era formador en el Seminario.
DVC – ¿Tenemos alguna pareja perseverante, desde entonces?
Padre Alfonso – Estamos por cumplir 14 años y tenemos 2 parejas de 13 años de antigüedad. Tenemos a Rosario y Rabel y a Ema y Francisco. Son las 2 parejas que tienen mas tiempo. 13 años… Total que llegamos mermados; llevábamos casi 4 años y para ese entonces nunca habíamos querido anunciarnos, promovernos en los medios o periódicos aunque ya se habían acercado con nosotros queriendo entrevistarnos pero no queríamos porque era algo muy delicado; nunca aceptamos, pero ya que regresamos, precisamente Rosario nos dice: “Padre, ¿qué hacemos ahora? Vamos al periódico.” Y le digo: “Vamos a poner un anuncio en el periódico, chiquititito, de 1 renglón nada más”. En eso quedamos. Hablamos a El Norte y nada que nos dan la pagina central de la Seccion Vida que en ese entonces estaba separada. Nos dan toda la portada de Vida y la pagina que siguió, con fotos, entrevistas. ¡Toda una cobertura gigantesca! Claro que al siguiente sábado teníamos lleno de parejas, como 40 nada más de esa entrevista en el periódico y ¡otra vez a empezar! Empezamos el cuarto año con sangre nueva, aire nuevo, todo nuevo.
Padre Alfonso – Después de lo del periódico, yo ya estaba en Fátima en San Pedro, un muchacho se acerco conmigo, no era DVC, solo divorciado y había vivido toda la problemática, la tristeza de un divorcio, soledad, abandono, rechazo… todo lo que viven estas personas y él se había dicho a sí mismo: “Si yo salgo de esta, voy a hacer que otros no pasen por lo mismo”. Vio el periódico y se acercó con un servidor con la idea de un taller seminario para divorciados con un libro que se llama: “Aprender a amar de nuevo” de Bruce Fisher; ahí empezó el grupo de divorciados, el seminario para divorciados que se llama “Reconstrucción de la persona cuando una relación termina” abreviado “R” y ahorita ya tenemos 10 años, tenemos dados como 80 cursos, atendido a mas de 6 mil personas solamente en Monterrey y tenemos aproximadamente más de veinte grupos en diferentes parroquias; dieciocho o diecinueve en Monterrey y tres fuera. Tenemos en Monterrey ocho de “R”, tres de “Crecer” que son los que siguen a “R”, Saltillo, Guadalajara y México y otros más que se han desprendido de ahí. Total que son como veintidós grupos.
DVC – “Crecer” es como una segunda parte de “R”.
Padre Alfonso – Exactamente, es la segunda parte de “R”. De hecho llevan el segundo libro de Fisher que se llama “Loving Choices,” oportunidades para el amor.
DVC – Esta persona que se acercó a usted con esa idea…
Padre Alfonso – Se llama Sergio Rodríguez. Emigró a los Estados Unidos. El solamente dio tres seminarios. Ha venido eventualmente a dar cursos, conferencias, programas de radio y mantenemos comunicación con él.
DVC – Entonces usted fundo primero DVC, luego “R” y siguió con “Crecer” y sabemos que hay más grupos.
Padre Alfonso – Los grupos de divorciados se llaman “Agape”, ”Cristo Vivo”, “Adnisus”; hemos tenido radio y actualmente tenemos una AC ya en construcción que se llama “Unidos Reconstruyendo Vidas”, tenemos ya oficina y es de servicio a toda la comunidad regiomontana y más allá de Monterrey.
DVC – El grupo “Ágape” es de divorciados. ¿Es un grupo de los “R”?
Padre Alfonso – Si, salen de los “R”. Después del tercer grupo de reconstrucción, les pregunto yo: “¿Y qué sigue, que van a hacer después de aquí?”. Ahí nace el grupo “Ágape”. Los “R” es un seminario de 14 sesiones, el grupo “Ágape”, ya es un grupo permanente, de crecimiento humano y espiritual. Se juntan semanalmente durante todo el año. Parecido a “Ágape” están “Cristo Vivo” y “Adnisus” que son completamente espirituales. Todos están en parroquias. También tenemos atención para hijos de divorciados y apostolados como atención a ancianos, etc.
DVC – En total más de 30 grupos.
Padre Alfonso – Si. Más de 30 grupos. De ahí nace el grupo de “Retrouvaille”, de los matrimonios en conflicto; fruto de la preocupación de los divorciados porque los matrimonios no se desintegren, sino que se salven. De esa preocupación nace “Retrouvaille” que es un grupo mundial dedicado a eso y uno de integrantes de “R” a quien le doy un manual de “Retrouvaille” logra que vengan a Monterrey y ahí inicia. Ya estamos en el cuarto año, hemos hecho 8 retiros, 8 fines de semana, 8 programas de “Retrouvaille” en Monterrey.
DVC – ¿Se pretenden abrir más grupos DVC este año?
Padre Alfonso – Este año no, salvo uno que nos faltó abrir el año pasado. El objetivo es consolidarlos. En los últimos dos años en DVC hemos trabajado con la creación de grupos en parroquias. Tenemos 8 grupos, 7 tienen un año de vigencia y este año nos proponemos engrosarlos y afianzarlos. Hay otra sección, una muy grande y muy bonita que son los grupos de DVC en el país. Ya les entregué todo el material, donde esta toda la descripción y el trabajo. Esto lo han hecho Carlos y Ángeles Caravias. Al parecer son 11 grupos los que han abierto en todo el país.
DVC – Carlos y Ángeles dan su curso, su retiro y entregan el grupo a la Diócesis de donde están. ¿Es así?
Padre Alfonso – Es un matrimonio muy inquieto. En el 2006 si mal no recuerdo, ya andaba Carlos con esa inquietud de crear grupos fuera de Monterrey. Yo le decía que no se podría salvo que el Obispo diera permiso: “Si tu consigues una carta, yo mismo voy”. Entonces consiguió la carta y pues ahí vamos, a Cancún, nada más y nada menos, y pues se abrió en Cancún. Yo ya no fui a los siguientes, pero ellos siguieron yendo con la misma línea, permiso del Obispo, que un Padre asuma al grupo y ya arrancado que se quede en la Diócesis.
DVC – La idea es replicar “n” número de Alfonsos y darles en las diferentes Diócesis…
Padre Alfonso – (risas) es replicar en las Diócesis grupos DVC bajo este esquema: Permiso del Obispo para que quede afianzado a la Iglesia Diocesana, un Padre encargado y que se “eche a volar” y así lo han hecho, al pie de la letra gracias a Dios, porque así el grupo queda afianzado en la Diócesis, ya no ocupamos una supervisión directa porque está en manos del Obispo y de un sacerdote.
DVC – Muchos de nosotros conocemos su amor por la poesía, los cuentos… ¿Esa parte de su vida cuando inició? Cuando empezó a escribir y que lo motivaba.
Padre Alfonso – Era un gusanito que el Señor me regaló. Yo escribí mi primer libro en el año de 1994 cuando me fui a la Cd. de México; desde Monterrey ya traia el gusanito pero allá publiqué domésticamente 2 libros. En 94 y 95. “Una mirada a Dios y una mirada al Hombre” y “Relatos”. Fueron los dos primeros libros que saqué en ese momento.
DVC – ¿Cuántos libros ha publicado?
Padre Alfonso – Llevo como 8 o 9. El último el de San Max y tengo otro ya publicado que se llama “Retablo Episcopal”, es una reedicion ampliada de un libro de Monseñor Tapia Méndez, a quien hago un homenaje con ese libro y ahí está la historia de todos los Obispos de Monterrey, desde su fundación hasta el dia de hoy.
DVC – ¿Qué es lo que más le inspira para escribir?
Padre Alfonso – Muchas cosas, en primer lugar, la alegría, la gracia, la inquietud, el gusto. En segundo lugar, la importancia de la historia, para salvaguardarla, respetarla y custodiarla para generaciones futuras y reitero el gusto por las palabras, la poesía, el cuento, la narrativa, las anécdotas, la profundidad del mensaje y ¡quisiera escribir más! Una novela que tengo ahí en la mente y en el corazón.
DVC – ¿Con qué sueña Alfonso Miranda, hacer o alcanzar desde su ministerio?
Padre Alfonso – Si Dios me considerara un dulce, un deseo, sería crear un Centro Cultural. Un centro donde se puedan hacer muchas cosas, desde generar empleos, transmitir mensajes de radio y televisión, ofrecer talleres que generen empleos para divorciadas o divorciados, gente necesitada que pueda aprender a pintar las uñas, cortar el pelo, computación, cocina, etc. y donde también podamos dar conferencias, tener galerías de arte y dar servicio a las personas, eso me gustaría.
DVC – Padre, en la oficina que recién se acaba de inaugurar donde se darán conferencias y talleres, cualquier mujer divorciada puede tomar estos talleres o es para un segmento especifico como madres que no reciben apoyo, casos de matrimonio en crisis donde el hombre no lleva el sustento a su casa o cualquier mujer puede ir y tomar el taller?
Padre Alfonso – Esta diseñado especialmente para divorciadas que tengan problemas de sostenimiento de sus familias como cuando el esposo no las asiste, no las ayuda y solas tienen que sacarla adelante, pero como todo lo que intentamos hacer no esta cerrado, no queremos manejarnos dentro de esos criterios, o sea, queremos manejar el acento hacia la divorciada pero con integración, que nadie se quede afuera o se sienta rechazada, que nadie se sienta abandonado. Si una señora viene a pedirnos ayuda pues no la vamos a abandonar, la vamos a acoger tanto como podamos.
DVC – Entonces el sueño del que usted está hablando es el mismo proyecto que ya nos platicó, es este mismo centro pero en grande ¿verdad?
Padre Alfonso –Si (risas) con estacionamiento y varios pisos (risas). Eso pero multiplicado.
DVC – Usted es el Párroco de San Max. ¿Ha sido párroco de otras parroquias?
Padre Alfonso – Soy el Rector del Templo de San Max. No es parroquia, es templo. Fui Vicario Parroquial de Fatima por 3 años y llevo 8 años de Rector en San Max.
DVC – Y de las tareas parroquiales, ¿Cuál es la que más le gusta hacer?
Padre Alfonso – Me gusta trabajar con jóvenes ¡mucho! y siento que el Señor me ha dado el carisma de atender matrimonios. No es que sea fácil pero para mí es un honor y un gusto utilizar esa capacidad que me ha dado el Señor. Hace algunos años me dijo el Arzobispo que tenía el carisma para atender a divorciados y vueltos a casar y yo le decía que no y el me replicó que estaba con ellos; ¡Allí me cayó el veinte de que si lo tenía! (risas). Lo vivo como un don; para mi no es un quehacer, es un carisma, es algo natural, ¿si me explico? ¿Así lo alcanzan a ver? Por eso cuando voy a DVC, si voy cansado ahí me siento relajado, precisamente porque es natural, así ha sido por muchos años, desde que empecé, para mi ir a DVC era soltarme.
DVC – ¿Cómo llegó a la Cancilleria? ¿Quién y cuándo lo nombraron?
Padre Alfonso – Después de 3 años a Fátima, tuve un encuentro con el nuevo Arzobispo Francisco Robles, le presenté mis libros; otra vez hablamos y luego me llamó para servirlo como secretario, el 27 de Julio de 2005.
DVC – ¿Cuáles son las tareas del Secretario Canciller?
Padre Alfonso – Pues llevar la agenda del Arzobispo, atender sus asuntos, personas, llamadas, telegramas, cartas, correos y realizar las cartas, documentos y todo lo que esté en torno al gobierno eclesiástico de Monterrey. Esto es hasta que llegó el nuevo Arzobispo, Don Rogelio Cabrera, sigo siendo el Secretario Canciller hasta que el me lo permita.
DVC – Ya nos había platicado un poco sobre lo que lo inspiró para trabajar con grupos de divorciados vueltos a casar y posteriormente con divorciados y matrimonios en conflicto. ¿Qué planes a futuro hay para nuestros grupos? que como el caso de los DVC, hablaba de que vamos a abrir un grupo mas.
Padre Alfonso – Básicamente dos cosas, afianzar y (risas) defender. Con eso tengo. O sea, afianzar, consolidar los 8 grupos de Monterrey, y la segunda… pues uno está de paso y a mi me gustaría que cuando yo no este por cualquier razón, cambio de ciudad o que Dios me llame, pues que los grupos puedan seguir, por una parte y por otra como responsable de estos grupos dejarlos amparados en la Iglesia que es su casa y que nadie los saque ni los rechace o les haga el feo, de eso hablo, de proteger.
DVC – El nuevo gobierno eclesiástico aquí en Monterrey, le ha dado alguna instrucción en particular para los grupos de DVC o los “R”?
Padre Alfonso – No, solo me ha escuchado cuando yo le platiqué de los grupos. No ha habido un comentario particular, sino todo adelante, de hecho, Monseñor Jorge Cavazos, Obispo Auxiliar fue a bendecir la nueva oficina.
DVC – Muchos de nuestros hermanos DVC, que sabemos que el trance de un divorcio es muy pesado y a muchos los lleva a retirarse de la Iglesia, al volverse a acercar piensan en, a lo mejor, lo que todos deseamos, el tema de la salvación. Que hay en el tema de estar cerca, de sentirse amados y aceptados por Dios nuestro Senor, ¿Qué mensaje les puede transmitir?
Padre Alfonso – Dos cosas. Primero, lo que veo en los DVC, lo común es la preocupación por la nulidad; indirectamente por la salvación, pero directamente por la nulidad; esa es en la mayoría la preocupación. Pocos son los que traen más fuerte la preocupación por la salvación o por esa relación intima y personal con Dios. Que les diría yo; como esta diciendo el Papa Francisco reiteradamente, “Dios es un Dios de amor de misericordia, Dios abre las puertas de su corazón” y dice que no tengamos miedo de acercarse a Dios. Dice: “Por mas grande que crean que es el pecado, Dios sabra perdonarlo, acogerlo, responder”. No hay que tener jamás miedo de acercarse a Dios, de volver a Dios. Todos son bienvenidos en la Iglesia, nadie está fuera ni es rechazado por la Iglesia; ¿Quién no es pecador? Todos somos pecadores, entonces, Dios no señala al divorciado o divorciado vuelto a casar; si de señalar pecadores se trata, a mi es al primero que señalará Dios. Entonces, Dios es compasión y amor y quiere la salvación de todos sus hijos, Dios quiere que sí, que le echemos ganas y que pongamos nuestro esfuerzo evidentemente.
DVC – A propósito del Papa Francisco, la revista Time acaba de sacarlo en su portada y dice que es el Papa del Pueblo. ¿Qué opina usted de esto?
Padre Alfonso – Yo me remito a otro artículo donde le preguntan al Papa sobre que se siente tener tanto éxito en los medios. El ha contestado que esta en paz y que solo hace lo que tiene que hacer. Igual aplica a esta portada. El Papa esta en paz porque esta haciendo lo que debe hacer.
DVC – ¿Está modernizando la Iglesia?
Padre Alfonso – Por lo menos con sus actitudes, trato y formas de actuar, si y mucho, sobre todo que ha hablado mucho de la misericordia y del amor de Dios. Mucho. Bendito sea el Señor.
DVC – Padre, nos sentimos honrados, vamos a publicar esta entrevista en breve para todos nuestros amigos DVC y para todo aquel que quiera leerla pues necesitamos divulgar para darnos a conocer.
Padre Alfonso – Bendito y alabado sea el Señor.
TODOS – ¡Amén!
Agradecemos al Padre Alfonso una vez más su participación, su buena intención para con todos nosotros, su trabajo y dedicación para esta gente que también somos parte del Pueblo de Dios y le deseamos que nuestro Señor, en su infinita misericordia lo mantenga salvo, sano y con fuerza física y fortaleza de espíritu para seguir trabajando e inspirando a muchos otros que, como nosotros en DVC, deseamos que Dios se quede siempre en nuestro corazón.
Grupo DVC Monterrey