Espíritu Santo
La venida del Espíritu Santo en Pentecostés, no se asemeja a una dulce paloma que sutil y silenciosa se posa en una rama, la más pequeña de los árboles; sino más bien al vuelo enérgico y osado del águila, que ante el rugido de la tormenta, traspasa las cimas y las oscuras nubes en busca de nuevos y brillantes cielos.