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¿La mejor homilía del Papa Francisco? El miedo de no perder a los sanos, y el deseo de salvar a los perdidos. ¿Cuál de las dos, será la más importante? ¿Tú que dices? 

 

Homilía ante los nuevos cardenales de la Iglesia. (Mc 1,40-41)

 

Hay quien ha dicho que la homilía del Papa Francisco del 15 de febrero del 2015, ha sido la mejor. La predicó en ocasión de los nuevos cardenales en la Basílica de San Pedro en Roma. La dijo con valentía, con pasión y determinación. No hablándoles, evidentemente, sólo a las nuevos purpurados, sino, indiscutiblemente, al mundo entero, con esa desenvoltura, gallardía y coraje, con la que habla siempre. Pero, ¿qué dijo? Entre otras cosas, lo siguiente (lo que va entre parentesis es de un servidor):

La caridad no puede ser neutra, indiferente, tibia o imparcial. La caridad contagia, apasiona, arriesga, (asume) y compromete.

Sobre el evangelio de los marginados, se descubre y se revela nuestra credibilidad. (En nuestra pronta respuesta, se juega hoy, diría yo, toda la credibilidad de la Iglesia).

Porque (Jesús) tiene un corazón que no se avergüenza de tener compasión. (Dame a mi Señor, esa rabia y ese coraje, para tener la ternura y la compasión que necesita mi hermano).

Dos lógicas que recorren todo la historia de la Iglesia: El miedo de no perder a los sanos, y el deseo de salvar a los perdidos. (¿Cuál de las dos será la más importante? Mi opinión es, sin duda, que: sin dejar la primera, la segunda es más prioritaria)

(Sin embargo) El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la piden con (un) corazón sincero.

Éste es el camino de la Iglesia: no sólo acoger e integrar, con valor evangélico, a aquellos que llaman a la puerta, sino ir a buscar, sin prejuicios y sin miedos, a los lejanos (nos lo sigue gritando, una Iglesia en salida, es lo que necesitamos).

(Porque finalmente damos)… gratuitamente aquello que también nosotros hemos recibido gratuitamente.

¡La disponibilidad total para servir a los demás es nuestro signo distintivo, es nuestro único título de honor! (Que luche Señor, por merecerlo)

Jesús sana con determinación y valor las heridas del pecado; actúa decididamente y no se queda mirando de forma pasiva el sufrimiento del mundo. (Que no sea yo, Señor, que no me gane la indiferencia).

Los invito a servir a Jesús crucificado en toda persona marginada, por el motivo que sea; a ver al Señor en cada persona excluida. (Repitámoslo, por el motivo que sea).

Que Ella, que es la Madre, nos enseñe a no tener miedo de acoger con ternura a los marginados; a no tener miedo de la ternura y de la compasión. (Amen).

(Yo no sé si sea la mejor homilía del Papa Francisco, pero eso sí, encierra mucho de lo que ya nos ha dicho, y será en definitiva, una de sus muchas homilías imprescindibles).

 

Responsable de la edición:

+Alfonso G. Miranda Guardiola

 

 

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