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Ordenación Episcopal

ORDENACIÓN EPISCOPAL DE MONS. ALFONSO GERARDO MIRANDA GUARDIOLA Y MONS. JUAN ARMANDO PEREZ TALAMANTES

MONTERREY, N.L. (Pastoral Siglo XXI) 13 junio 2014.- La Iglesia de Monterrey recibió gracia y bendición con la consagración episcopal de los nuevos obispos auxiliares de esta iglesia diocesana en las personas de Mons. Alfonso Gerardo Miranda Guardiola y Mons. Juan Armando Pérez Talamantes.

El Auditorio Banamex fue el recinto en el cual a las 5 de la tarde se llevó a cabo esta celebración litúrgica donde estuvieron presentes más de 20 obispos de México, sacerdotes, religiosos y laicos.

Previo a la eucaristía los Mons. Juan Armando y Mons. Alfonso Gerardo hicieron su juramento de fidelidad a misión del Sacramento y la profesión de fe delante de todos los obispos presentes.

Una vez iniciada la Santa Misa el Arzobispo de Monterrey Mons. Rogelio Cabrera López dio la bienvenida a todos los presentes y agradeció en especial a los presbíteros: «gracias por su colaboración fraterna y por su afecto eclesial, los obispos y ustedes formamos un único presbiterio que en nombre del Señor somos discípulos misioneros en este momento acuciante de la historia de nuestra Iglesia de Monterrey».

Durante la Homilía el Nuncio Apostólico en México Christophe Pierre compartió la misión y tarea del obispo: «El episcopado es un servicio de amor que se lleva a cabo en nombre de Cristo dando la vida por los amigos, ¿Y quiénes son estos? Su experiencia pastoral les ha permitido ya a Alfonso Gerardo y Juan Armando conocer quiénes son y quienes deben ser sus amigos: son los pobres, los marginados, los enfermos, los que carecen de trabajo digno, los encarcelados, los inmigrantes, son los niños, los padres de familia, los adolescentes y los ancianos. Son todos aquellos que a causa de la ambición desmedida, de la violencia y criminalidad viven como crucificados porque no tienen la fuerza de reaccionar o porque no tiene a quien dirigir su mirada o su rostro para encontrar justicia y reconocimiento de su debilidad».

El momento central de la Consagración Episcopal de los nuevos Obispos Auxiliares fue la imposición de las manos por parte del Celebrante Principal Mons. Rogelio Cabrera López y después todos los obispos presentes, significado de la fuerza transformadora del Espíritu Santo.

Posteriormente el Sr. Arzobispo impuso los Evangeliarios sobre la cabeza de quienes estaban siendo ordenados obispos signo de la Misión Apostólica. Acto seguido Mons. Rogelio realizó la oración consecratoria.

Continuando con la celebración litúrgica se ungió la cabeza de Mons. Juan Armando y Alfonso Gerardo, recibieron luego el libro de los evangelios, la imposición del anillo como signo de fidelidad, la imposición de la mitra y la entrega del báculo signo del ministerio pastoral y cuidado de toda la grey.

Antes de la bendición final los nuevos obispos recorrieron el recinto bendiciendo y saludando a los fieles y finalmente dirigir sus primeras palabras como nuevos Obispos, el primero fue Mons. Alfonso Gerardo: «Unas breves palabras para encomendarnos y encomendarme a su oración, ponemos y pongo mi ministerio en las manos de la Santísima Virgen María, la Inmaculada Señora del Roble para que ella nos ayude a llegar a Jesús, con valentía, paciencia y amor. Y quisiera llevar a cabo las palabras y la misión que el Santo Padre Francisco nos está pidiendo a todos como iglesia la ternura, la compasión y misericordia, es un trabajo de obispos, sacerdotes y laicos, así es que todos tenemos que trabajar haciendo lo mismo, mostrando ese rostro misericordioso de Dios a todas las personas, que nadie se sienta solo, que nadie se quede afuera».

Posteriormente Mons. Juan Armando expresó: «Hermanas y hermanos pues es muy profundo el gozo de toda la iglesia porque Dios se manifiesta de manera muy grande en nuestro pueblo en todos, la salvación de Dios habita en su pueblo, la gloria de Dios está aquí con nosotros, porque el Señor bendice a todos, desde los niños, los que están concebidos en los vientres de sus madres, a todos los que estamos aquí Dios nos ama».

«Dice el Salmo 84 que la misericordia y la fidelidad se encuentran, es un gran misterio de Dios de su amor. Dice el mismo Salmo que la justicia y la paz se besan, y es algo que quienes creemos en Cristo lo sabemos muy bien desde el corazón. El Señor nos mira desde el cielo, Él nos mandara la lluvia con esperanza porque Cristo cree en nosotros y ve nuestros corazones de que esa lluvia de fruto, la lluvia del Espíritu Santo y todos los dones que ha derramado sobre toda la iglesia. Que Dios bendiga a todos, gracias por su oración. Gracias por cercanía, gracias por el apoyo que nos dan y como el Santo Padre Francisco también nos ha enseñado, les pedimos su bendición, para que podamos cumplir este ministerio que Él nos entrega y de fruto abundante para todo el pueblo. Gracias a todos, que Dios los bendiga».

No dejemos de orar por nuestros amados sacerdotes y obispos para que el Espíritu Santo los siga guiando como pastores con olor de oveja según el corazón de Dios.

Juan Pablo Vázquez Rodríguez
Coordinador de Pastoral Siglo XXI
Periódico Arquidiócesis de Monterrey

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