¿Es que acaso se puede amar de otra manera?
Es cierto, tanto San José, como la Santísima Virgen María fueron llamados por Dios a donarse un amor especial, no menos grande y nos menos hermoso, que todo amor que existe entre un hombre y una mujer. Pero aprendieron a dárselo sin poseerse el uno al otro. ¿Cómo es posible?
Tuvieron que aprender a amarse con el corazón, con la cálida y dulce mirada, con los gestos del alma, con sus mil y un detalles compartidos, con sus alegrías y dificultades, con la caridad y la gentileza, con sus mutuos servicios, con su estar siempre juntos y disponibles al plan de Dios, con los cuidados de María, con la protección y el trabajo de San José, con las atenciones al niño Jesús.
¿Cómo no podrá ser este un modelo de amor entre esposos? Llamados a acariciarse especialmente con la cortesía de sus palabras, y con los gestos del corazón, respetando al ser amado, dejándolo ser y crecer, sin imposiciones, y mucho menos posesiones.
Acostumbrados como estamos, tantas veces al dominio, a la sujeción y a la imposición sobre los demás, no sabemos dejar ser libre, no sabemos amar sin poseer, como si fueran los demás cosas y pertenencias nuestras.
Hay que aprender a amar a la manera de los amados San José y la Santísima Virgen María. ¿Pues puede existir un amor más puro y más bello, que amar sin dominaciones ni posesiones?
¿Es que acaso existe alguna otra forma de amar?
+Alfonso G. Miranda Guardiola