¿Cómo, creer en un Dios que hace pucheros?
Yo no sé si se pueda demostrar la Navidad, lo que sí sé, es que dentro de cada uno de nosotros existe un niño, que es capaz de observar a los ángeles subir y bajar, y susurrarle a los pastores que corran a adorar al recién nacido;
Un niño que puede escuchar el ladrido de los perritos que los acompañan corriendo y moviendo alegremente la cola;
Un niño que puede ver bajar una estrella y postrarse de hinojos y adorar a este pequeño;
Un niño que puede admirar a los tres reyes magos, que digo tres, cinco, siete reyes venidos de todas partes de la tierra para adorar a esta hermosa criatura, y ofrecerle maravillosos regalos: carritos, pelotas, monitos, tablets, ah! y por supuesto, oro, incienso y vino, digo mirra.
Sí, ese niño que vive dentro de nosotros es capaz de descubrir a un Ogro que, amenazante, quiere robarle su sonrisa, y ver cómo el recién nacido, antes, le seduce y le arroba el corazón;
Un niño capaz de conocer a una madre y a un padre, valientes, que por encima de las amenazas de la inseguridad y de la violencia que azotan el mundo, han querido que su bebé nazca en él;
Un niño capaz de ver una vaca, una mula y un buey custodiando el establo para que nazca el verdadero rey.
En fin, existe un niño dentro de cada uno de nosotros, que se maravilla ante un Dios tan grande pero que se ha hecho pequeño, y que nos ha empezado a hablar a través de llantos y pucheros.
+Alfonso G. Miranda Guardiola
@monsalfonso