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Siempre será más valioso, encender una lámpara en medio de la noche, que maldecir mil veces la obscuridad

vela

Siempre será más valioso, encender una lámpara en medio de la noche, que maldecir mil veces la obscuridad. 

Juan el Bautista, no es más que el eco de la palabra expresada desde el principio por el Creador. 

El eco de esa Palabra, ya proclamada por Dios, y que permanecerá después de que Juan se haya ido. 

Como la delicada y suave luz que la luna proyecta, así es Juan, solo el reflejo de la luz que sale del verdadero sol. 

Como Juan yo también soy enviado, a transmitir vivamente… el rumor de sus sandalias, y el recuerdo de sus palabras.  

Un día también Jesús responderá por mí, a la pregunta que yo mismo me hago: ¿Quién soy yo? Y El me dirá: ¡tú eres luz! 

De la misma manera como Juan anunció en medio de la noche, la llegada del Mesías, de la misma forma, siempre será más valioso, encender una lámpara que maldecir mil veces la obscuridad. 

¿Pero cómo fue que reconoció Juan el Bautista a Jesús? ¿Quién le dijo que era él? ¿Sería un ángel? ¿Se le reveló en sueños? Lo cierto es que Juan se fue a vivir al desierto, y aprendió a través del silencio, a escuchar la voz de Dios, a verlo y reconocerlo en las hojas, en los animales, en el viento, porque supo familiarizarse con él, porque educó y afinó sus sentidos, corporales y espirituales, porque fue capaz de contemplar el cielo en una gota de rocío, por eso fue capaz de descubrir las huellas del Señor en el polvo del camino. 

Y anunciar así con la humildad de su vida, la presencia clara y diáfana del Salvador!  

Que la Inmaculada guíe nuestros corazones en la esperanza alegre de la venida de Jesús, una espera llena de oración y obras buenas. 

+Alfonso G. Miranda Guardiola

@monsalfonso

 

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