Enséñame algo abuelo, para que mis papás me hagan caso…
Ese día Carlos había tenido una discusión en el trabajo, con sus colegas maestros, sobre el relativismo, donde se había cuestionado duramente la verdad, sin llegar a ponerse de acuerdo, por supuesto. Esa noche cansado y pensativo, llegaba a su casa…
– Dime algo importante y difícil, le dijo la pequeña niña a su abuelo José, para que mis papás me hagan caso, porque no me pelan, solamente escuchan a mis hermanos.
– Muy bien, dijo el abuelo, te voy a enseñar algo…
Esa misma noche al llegar su papá del trabajo, Cecilia de apenas seis años, ya lo estaba esperando.
– ¿Qué es la belleza? – Le preguntó, justo después de darle un rápido beso, y con los ojos llenos de luz y viveza.
– ¡Ah qué caray! – Responde el Papá sorprendido, mientras deja su maletín, cargado de pendientes y preocupaciones, y levanta a su niña del piso y se la echa en los brazos. – Pues, me pescas fuera de base, mmmh, no sé bien, ¿tú si sabes?
– ¡Claro Papá! – Contesta con su carita de ángel, y mirándolo directamente a los ojos. – La belleza, ¡es el esplendor de la verdad!
– ¡Wow, qué hermosa respuesta, me sorprendes! Pero ahora mijita, antes de investigar quién te lo enseñó, quisiera preguntarte: ¿Y qué es la verdad?
– ¿La verdad? Bien fácil Papá, es todo lo que me dice mi abuelo.
+Alfonso G. Miranda Guardiola
Idea tomada de una conferencia dada por el Nuncio Apostólico Christophe Pierre, en una charla sobre educación! 7 de noviembre del 2014.